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El pueblo de 200 habitantes más extraño: todos viven en el mismo edificio y no les hace falta salir

El pueblo de 200 habitantes más extraño: todos viven en el mismo edificio y no les hace falta salir
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

¿Sabías que existe en el mundo un pueblo donde sus 200 habitantes viven en el mismo edificio? Lo más curioso es que no necesitan salir de él, ya que en el interior tienen un supermercado y una oficina de correos, entre otros muchos servicios.

Se trata de Whittier, un pintoresco pueblo ubicado en Alaska. Con una superficie de apenas 50 kilómetros cuadrados y una población que apenas supera los 200 habitantes, en el entro de esta singular comunidad se encuentra el imponente edificio conocido como Torres Begich. Este complejo consta de tres módulos de 14 plantas cada uno.

El pueblo en el que todos los habitantes viven en el mismo edificio

Whittier, en la actualidad, alberga a 214 residentes, con la mayoría de ellos, alrededor de 180, viviendo dentro de las Torres Begich. Los restantes, encuentran alojamiento en un edificio de dos pisos cercano. Este peculiar edificio ofrece una amplia gama de servicios, que incluyen una comisaría y oficina de correos en la planta baja, y un ayuntamiento en el segundo piso. También cuenta con un centro de salud, parque, tiendas, supermercados, un restaurante e incluso una iglesia.

Aunque la escuela está ubicada fuera del edificio principal, se encuentra al otro lado de la calle, conectada por un túnel utilizado durante el invierno. Además, las últimas plantas del edificio albergan el único hotel de la localidad, equipado con una piscina climatizada y lavandería comunitaria. Todos estos servicios y comodidades se encuentran dentro del mismo complejo, eliminando la necesidad de salir del edificio para satisfacer las necesidades diarias.

Historia

En los últimos años de la II Guerra Mundial, específicamente antes de 1943, la zona que hoy en día ocupa el pueblo de Whittier, Alaska, estaba dominada por la naturaleza salvaje, sin ningún edificio a la vista. Sin embargo, todo cambió cuando el ejército estadounidense decidió establecer la base militar de Camp Sullivan en el área. Esta base, estratégicamente enlazada con Anchorage a través de un puerto y una vía férrea, servía como punto de entrada para los miembros destinados a Alaska.

Una década después, en 1953, se construyeron las Torres Begich, aunque en aquel entonces no llevaban ese nombre. Originalmente, estas torres se construyeron con el propósito de albergar a las familias de los militares destacados en la zona. No fue sino hasta 1972 que las torres fueron renombradas en memoria de un congresista de Alaska fallecido en un trágico accidente aéreo.

Aunque el campamento militar cerró sus puertas en la década de 1960 y las instalaciones pasaron a manos civiles, el pueblo de Whittier siguió prosperando. En medio de temperaturas extremas, con una temperatura promedio de 0°C y mínimas que pueden descender hasta los veinte grados bajo cero en invierno, varias familias encontraron en este lugar un refugio seguro.

Sin embargo, el paisaje urbano de Whittier no se limita solo a las Torres Begich. A poca distancia se encuentra el antiguo Buckner del Ejército estadounidense, un coloso abandonado que alguna vez fue el edificio más grande de Alaska. Actualmente en desuso y en ruinas, derribarlo sería costoso debido a la gran cantidad de amianto utilizado en su construcción, lo que lo hace inhabitable en la actualidad.

Turismo

El turismo ha emergido como una fuente de actividad económica crucial para la localidad, complementando las actividades tradicionales centradas en el puerto, la pesca y las conserveras. Incluso dentro de las Torres Begich, se encuentra un ‘bed and breakfast’ que ofrece vistas panorámicas del glaciar Billings.

Cada año, alrededor de 700.000 visitantes llegan al pueblo, la mayoría a través del ferry de Anchorage o en cruceros. Sin embargo, la llegada masiva de turistas ha generado divisiones entre los residentes.  El túnel ferroviario de cuatro kilómetros, que atraviesa el glaciar y es la única conexión terrestre a otros municipios, ha desempeñado un papel crucial en el desarrollo del turismo.

Los lugares más misteriosos del mundo

El Puente del Diablo en el parque Kromlauer de Alemania es una estructura que se refleja en el agua creando una forma circular, aunque no permite el paso debido a su fragilidad.

En la Antártida, un geólogo descubrió en 1911 unas cataratas emergiendo del hielo, llamadas Cataratas de Sangre por su color rojizo. Inicialmente se pensó que algas teñían el agua, pero en 2017 se descubrió que el color se debe a la oxidación del hierro en una fuente de agua subglacial.

El lago de los esqueletos en Uttarakhand, India, ganó fama en 1942 cuando se descubrieron cientos de cuerpos congelados en sus aguas. Se especula que los esqueletos datan de diferentes épocas y no todos murieron en el lago, sino que fueron llevados allí por motivos desconocidos.

La Isla de la Quemada Grande, conocida como la isla de las cobras, frente a Sao Paulo, Brasil, alberga algunas de las serpientes más letales del mundo, especialmente la Bothrops Insularis. El acceso a la isla está prohibido debido al alto riesgo que representan estas serpientes.

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